Esto proporciona un periodo de tiempo para que tanto el anfitrión como el residente evalúen la situación de vida y determinen si es una buena opción. Si una de las partes decide que el acuerdo no es satisfactorio, puede optar por poner fin al contrato a final de mes en lugar de comprometerse a un periodo más largo. Esto puede tranquilizar a ambas partes y permitirles tomar una decisión informada sobre la conveniencia de continuar con el acuerdo.
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